La presión, la desconfianza y el miedo a lo desconocido que nos tienen algunos directores financieros, contables y gerentes de empresas debe superarse. ¿Qué miramos los auditores? Es mi primer libro y pretende ser una guía para ayudar…

El auditor o contador público como se conoce en algunos países de América deberá realizar un examen documental que es el objeto real de la auditoría con la intención de evaluar y determinar si la situación de la entidad en una fecha concreta…

Después de tener conocimiento del cliente, de su negocio particular, del sector en el que opera y detectadas las debilidades en el control interno, el auditor deberá volver a sus oficinas y aislarse en la soledad de su despacho.

Una vez planificado el trabajo, asignado el equipo de auditores, acordado con el cliente las fechas de visita, seleccionados los procedimientos a aplicar, detectadas las áreas de especial de interés y realizada una correcta planificación del trabajo a realizar…

Con la retirada de los ejércitos de las trincheras se produce la finalización de los trabajos realizados en casa del cliente, y el auditor regresa a sus cuarteles generales para analizar la abundante información obtenida durante estos duros días de trabajo.

Una vez finalizadas todas las fases anteriores, el auditor se encerrará en su despacho y deberá realizar un profundo trabajo de reflexión que le permita obtener una evaluación global de la entidad auditada.

Antes de la entrega del informe de auditoría, la entidad auditada deberá facilitarnos una copia de las cuentas anuales debidamente firmadas por todos los administradores en el caso de sociedades mercantiles y por el órgano responsable de la dirección en caso de entidades sin ánimo de lucro.

Si preguntáramos al contable de una empresa ¿Qué miramos los auditores? casi con toda seguridad nos responderá que los auditores “miramos” muchos papeles, facturas, asientos, balances, albaranes, pedidos, inventarios, diarios de contabilidad, escrituras, etc…